La movilidad nos ha aportado un nuevo canal para descubrir la personalidad de los que nos rodean (que bien, ya no es necesario mirar los calcetines). El Ringtone es el elemento que más define a su dueño. Lo primera caracterísitica que refleja la personalidad es el volumen empleado. El maleducado siempre es reconocido por utilizar el nivel más alto de volumen en los lugares donde exista mayor nivel de silencio. Es el auténtico instigador de las nuevas fórmulas de contaminación acústica. Como ponente que a uno le toca ser es algo que siempre se agradece, no hay nada mejor que escuchar ese sonido, normalmente estridente, a tope de volumen en medio de la sala y, por si fuera poco, después, escuchar al personaje de marras descolgando y comentando el clásico – luego te llamo que estoy ahora en una jornada. Joder, cuelga y apaga el móvil capullo.
Pero, aparte del volumen lo que mejor define al nuevo modelo de hortera es la melodía. Lo importante es dar la nota. Eso sí, después sonreir y decir: Es que me la ha puesto mi hijo.
Un Ringtone apasionante que escuche el otro día en el metro a una chica jovencita era una voz que decía lo siguiente: Hija de puta, coge el móvil. Eso, de forma repetida. La leche.
Yo recomiendo la personalización del ringtone, mostremos nuestra personalidad y desnudemos nuestra alma al mundo, pero también advierto lo siguiente: Cuidado, porque nuestra forma de descolgar el móvil siempre va asociada al Ringtone seleccionado. Si pongo algo muy soso, mi respuesta será pausada y tranquila. Si pongo algo con vidilla mi «Sí, dígame» será explosivo. Bueno, dejo de dar la chapa y me voy a cambiar el tono, politono, sonitono de mi móvil que el que tengo ya me aburre.