Me gusta la vida social en la red, reconozco que disfruto tanto leyendo como participando (escucha activa y pasiva). Cada día descubres a personas nuevas que te aportan más cosas que lo que esas personas creen. Da igual el entorno o la herramienta, cada cosa tiene su punto y cuando las combinas ya es la leche. Lo que más me gusta es que este es un entorno de personas donde cada vez está desapareciendo más el anonimato. Recuerdo los tiempos del chat donde siempre me gustaba comenzar la conversación con el nick de turno con la pregunta: ¿Eres hombre, mujer, animal o cosa? El anonimato ahora no mola. Ahora sabes si estás hablando con un hombre, una mujer, un animal o una cosa sin necesidad de hacer la pregunta. Todo dentro de un mestizaje muy horizontal que me produce muy buen rollo. La comunicación y el marketing están entrando en el entorno de una forma natural y efectiva. La parte emocional está más presente que nunca y esto también me aporta buen rollo. Aquí, aunque se intenta, no se puede manipular y el que lo hace pone en juego su propia identidad por lo que nadie volverá a formar parte de ese juego. La suplantación también ha demostrado ser totalmente ineficaz y siempre al final el que juega con ella acaba quemándose.

El otro día escuchaba a Jorge Lorenzo decir que él garantizaba que estaba detrás de todo lo que se escribía en su zona twitter excepto de las notas de prensa. El Alcalde de Bilbao también decía algo así en Facebook: Hay algunos que piensan que yo no estoy detrás de estos comentarios. ¿Pero de verdad, conociéndome como me conocéis, podéis creer eso?

Esto empieza a ser importante y las celebrities están hasta las narices de que les manipulen. Esto es demasiado divertido para dejar que nadie que se divierta por ti.

Y dentro de toda esta actividad, donde las personas son cada día más personas, donde las marcas, los productos y la publicidad se bajan del púlpito unidireccional televisivo y se rodean de personas, aparecen figuras extrañas con extraños nombres que no consigo entender. Y no lo consigo entender porque parece el nuevo producto favorito en la carnicería del mercado: Y póngame medio kilo de Community Manager para dar sabor a mi actividad social.

Siempre digo que esto de las relaciones públicas en la red es lo de toda la piiiiiiii vida pero con un teclado. Tenemos que intentar involucrar a la marca cerca de su entorno para poder salir hacia el exterior en condiciones de fortaleza. Creo que si definimos bien lo que debe y no debe ser un Community Manager esto incluso tiene sentido si va asociado a una marca. Pero lo que no entiendo es que esto sea ahora el apellido de muchas personas que se creen que pueden vender esto como un producto de alquiler por horas.

Para el que no lo haya hecho, merece la pena leer en este sentido lo que Gaby Castellanos nos cuenta sobre el tema. Lectura obligada educativa para mediocres oportunistas.