Una de mis obsesiones en esta vida siempre ha sido intentar cambiar las cosas que chirrían, que están oxidadas, que no fluyen. Hace ya 12 años fue mi hermano (Juan) el que me presentó a un pequeño amigo que se llamaba Linux. Mi hermano había montado con 3 amigos un servidor Linux y una miniframerelay para dar servicios isp(acceso a internet) al Centro San Luis, con Chechu como impulsor de la idea. Poco a poco esa microempresa fue ampliando servicios a través de Internet. Yo era freelance en esa época y tenía un pequeño estudio con Mikeldi pero al final también me incorporé para intentar aportar un producto novedoso, hacer publicidad en Internet. La empresa se llamaba Agoranet, una empresa que nació gracias al software libre y que evolucionó gracias al software libre.
Desde aquel día de octubre de 1996 empecé a creer en esta filosofía social, en esta nueva forma de vida futura, el software era simplemente la capa visible de esta gran cebolla de libertad, de compartir, de dialogar, de creer que podemos hacer algo mejor. Desde ese día siempre he apostado por herramientas libres. Para ser más precisos, desgraciadamente, siempre que he podido, porque en mi sector falta un poco de madurez en las herramientas. Pero, sobre todo, siempre he apostado por difundir y evangelizar donde he podido en esta materia.
Gracias a la evolución de Agoranet, y a mi forma de ser, he podido en estos años conocer a un montón de personas, personas que en algunos casos tenían cargos importantes, pero sobre todo eran personas. Personas dispuestas a escuchar e incluso en muchos casos dispuestas a cambiar las cosas. Personas que hablaban con más personas que hacían que más personas estuvieran interesadas en el software libre. Parece mentira pero han pasado los años y esto ha crecido con una fuerza social envidiable.
Igual soy un ingenuo, según parece en algunos sectores, pero veo que cada vez más personas empiezan a moverse, veo a la administración moverse en nuestro entorno, veo moverse a nuestro gobierno, veo moverse a las diputaciones y a los ayuntamientos. Todos movimientos paso a paso, a un ritmo suave pero estable. ESLE está viviendo estos movimientos pero parece que somos pocas las personas que lo gritamos a los cuatro vientos.
En algunos casos incluso con una de cal, pero siempre después una reacción con una de arena. ¿Esto no es un síntoma de que algo está cambiando? ¿No es un gran momento para empujar? Yo ahora estoy en una nueva aventura para empujar y mal que les pese a muchas voy a empujar. Esto ya me ha traido algún disgusto personal pero, ni así me voy a apartar ni un milímetro de mis objetivos.
Respeto a todas las corrientes de opinión que buscan objetivos comunes y espero también que a mi se me respete. Todas las corrientes nos necesitamos, todas las opiniones son necesarias y todas las formas activas de aportar son necesarias. Yo estoy dispuesto a compartir mi conocimiento.
Gracias a todas las personas de la administración que están empujando. (Espero que algún día puedan aquí aparecer nombres y apellidos). Euskadi ´n´ floss cada vez más cerca.
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