Siempre he dicho que diseñar una campaña política es para mi un objetivo que espero cumplir antes de mi jubilación, eso sí, espero que sea un poco antes y que no me jubile en el intento ;o)
Llegan las elecciones y sigo viendo en el entorno el mismo ambiente, los mismos periodistas (con todo mi respeto al colectivo) tomando decisiones como directores de campaña, con una estrategia predecible y lineal, por eso me gustaría compartir con vosotros discrepancias y consejos. La semana pasada visitaba el Principado de Asturias para hablar, desde ese punto de vista aberrante que a uno le caracteriza, sobre claves para poner en marcha una estrategia de comunicación de gobierno en el siglo XXI. Antes de adentrarme en esas claves intenté disertar sobre los nuevos tiempos que nos toca vivir: tiempo de cambios, tiempo de nuevas visiones, tiempo de acción a la que desgraciadamente parece que nuestra respuesta es la de la resistencia al cambio.
Este es la cita con el que empezaba la ponencia:
¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación.
Alejandro Dumas
No sé que opináis, pero a mi me parece que no nos han educado para tener la suficiente confianza para afrontar los cambios de paradigma que están sucediendo en nuestro entorno. Estamos educados para fabricar y volver a fabricar techos de cristal que nos protejan bajo un modelo de zona de confort que está claro que no funciona. Lo siento, pero me niego a ver desde ese techo de cristal todo lo que nos espera al otro lado sin intentar romperlo y sobre todo si hablamos de Comunicación, Gobierno y Política.
3 claves que siempre repito: humildad en el conocimiento (las canas no siempre son un valor), aprender a desaprender (como decía la bruja avería) y tener siempre el espíritu aprendiz (ser un experto es tener techos de cristal). En Comunicación siempre defiendo que estas son las mejores armas para afrontar un mundo siempre en movimiento donde las emociones siguen siendo la clave para que todo gire bien engrasado alrededor de cualquier proyecto. Y si hablamos del mundo de la Política (he dudado si ponerlo con mayúsculas) creo que éstas también pueden ser buenas premisas. Así que, con toda la humildad de mi conocimiento me lanzo a dar mi opinión por si a alguien de este mundo le parece que algo puede aportar ahora que arranca la campaña. Como dice mi amigo Iñaki, consejos vendo que para mi no tengo ;o)
Primer consejo, la foto de campaña:
En primer lugar me gustaría indicar claramente que pienso que la foto de campaña está sobrevalorada y que abusar de su visualización en la calle creo que tiene un impacto negativo. Por ejemplo, las grandes lonas en edificios trasladan una sensación de distancia, de grande a pequeño que no creo que aporte el objetivo de reconocimiento del candidato o candidata que se busca. Es mejor trabajar con 3 fotos y utilizarlas de una forma más sutil que la clásica campaña tradicional en calle. Y, por supuesto, si nos empeñamos en la foto que al menos seamos capaces de reconocernos en ella. Creo que esto es fácil de conseguir si no abusamos de retoque fotográfico y escapamos de topicazos en su composición. PAra hacer una buena selección intentar buscar opinión lejos de nuestro círculo cotidiano pelotista si queremos saber realmente lo que transmite esa foto fuera del entorno amigo.
Segundo consejo sobre Participación y Campaña:
Un cóctel complicado en el que parece que cada vez se hacen más cosas y, sin embargo no tiene un resultado visual más allá de la clásica foto. En plena campaña queremos estar cerca de las personas y empezamos a hacer kilómetros y kilómetros hablando, compartiendo y acercándonos a la ciudadanía. Esto creo que conlleva una disciplina natural: imagino que se toman notas de todo lo que dialogamos, seleccionamos aquellas cosas que se consideran de mayor valor e imagino que esta colección de ideas y propuestas se irán ordenando para tenerlas en cuenta en el mandato de Gobierno.
¿Por qué no compartimos estas notas? ¿Por qué no generamos debate alrededor de esas conclusiones y las abrimos a la red? Una máxima de las campañas del siglo XXI es saber integrar la calle y la red para crear un diálogo participativo enriquecedor: del OFF al ON y del ON al OFF. De la calle a las redes y de las redes a la calle. ¿No es esto una garantía para generar confianza y diálogo alrededor de mi campaña? No es una forma de exponer la principal misión de la responsabilidad política: la escucha activa.
Tercer consejo sobre la nostalgia hacia el pasado
Si alguno funciona, ¿para qué lo vas a cambiar? Como los sandwiches del Eme. Seguimos haciendo gestos del pasado que personalmente creo que no sólo no aportan sino que nos apartan de la gran clave para ganar unas elecciones: las personas indecisas que no comulgan con ninguna visión de partido. Levantar puños, cantar canciones de la época sin saber la letra, colocar simbología casposa, palabros, palabras muy partidistas o incluso hacer menciones al pasado oscuro como arma arrojadiza creo que no aporta valor a la contienda electoral. Nadie duda que podemos estar más o menos orgullosos del pasado pero cuando dibujamos un pasado tan selectivo nos apartamos de nuestro público objetivo y en lugar de confrontar a nuestros adversarios se consigue el efecto de dispersión de nuestro votantes objetivo. Las arengas en la plaza de toros o en el frontón gritando aunque tengas un micro (hay cosas que la tecnología ha resuelto) siguen siendo el espectáculo visual habitual de los informativos de cualquier cadena en campaña. Yo personalmente creo que hay cosas más interesantes que aportar en una campaña hablando en voz baja pero firme como contenido con visión compartida fruto de la participación que ya hemos comentado, debate o diálogo constructivo buscando generar confianza en las personas que no comulgan con nuestro partido pero que tampoco lo hacen con el resto.
Cuarto consejo sobre eso de ser moderno/a y usar las redes sociales
Las redes sociales son un buen lugar para dialogar, conversar, opinar o generar opinión. Si usamos estas redes sólo para hablar continuamente de nuestro libro sólo conseguiremos que nuestra audiencia sean los acérrimos a los que no necesitamos convencer, porque esos, ya nos votan. Tenemos que usar las redes para fomentar las relaciones públicas, hablar sobre nuestras sensaciones, lo que nos ha trasmitido alguna persona en la reunión de ayer o cuales son las conclusiones que como persona siento alrededor de esta campaña. Hablemos también de cosas cotidianas, si limitamos nuestra participación en las redes a poner en valor visual nuestra agenda de actividad de campaña creo que no vamos a transmitir nada más que hartazgo en nuestro entorno más lejano (nuestro público objetivo clave). Pongámonos una disciplina: igual que leo el periódico cada día reflexionemos sobre lo que ha sido la jornada y participemos en las redes en busca de nuevas opiniones que hagan crecer nuestro conocimiento del entorno. No contestes directamente, lee reflexiona y abre un nuevo asunto al día siguiente con las conclusiones sobre lo que has leído. Vamos, que seas tú y que no te dejes manipular ni por las circunstancias ni por tus asesores de campaña sin entrar en debates que se enquistan la red sin aportar valor.
Quinto consejo sobre el «¿Y ahora, qué…?» que decía Robert Redford en la película «El Candidato»
Y si ganamos, qué pasa. Creo que la victoria en unas elecciones nos debe de hacer reflexionar antes de salir a los medios. Si hemos ganado evita los triunfalismos para que la ciudadanía que no comparte nuestro voto no se sienta perdedora. Cuando se logra una victoria electoral ya no representamos sólo a nuestro partido, empezamos a representar a toda la ciudadanía. Yo personalmente no haría fiestas de vencedores y vencidos, salidas a balcones con el signo de la victoria, esto es algo muy serio, debemos pensar con la responsabilidad que se nos ha encomendado, sin sonrisas forzadas, arrancando la agenda de trabajo desde el primer día y en nuestra primera comparecencia a medios. Y superada la noche electoral, no olvidemos que los primeros días de mandato son vitales para empezar a establecer una comunicación estable con la ciudadanía para que nos perciban en marcha con dos orejas y una boca, siempre escuchando el doble de lo que hablamos.
Como decía, desde la humildad del conocimiento, desaprendiendo y aprendiendo cada día, siempre como un aprendiz conseguiremos grandes objetivos y empezaremos a acercar la Política hacia la Ciudadanía y la Ciudadanía empezará también a acercarse hacia la Política.
Mucha suerte en esta campaña y que gane el que más trabaje por las personas.